"Cuando la oscuridad te salude, acercare y abre tu corazón, para iluminarla con tu luz. Ante toda sombra existe siempre una luz que la provoca."
A la mañana el alcon fijó su mirada en un pequeño pájaro, que revoloteaba alegre, confiado el alcon se lanzó sobre él. La amenaza que suponía el alcon hizo salir huyendo al pobre pájaro que pese a ser muy inferior a su depredador lucho por sobrevivir y lo consiguió, a base de esfuerzo.
Cuando atardecía, el alcon sobrevolaba las verdes praderas, su sombra se proyectaba sobre la húmeda hierva, y allí corriendo con todas sus fuerzas, un corcel galopaba bajo la sombra del alcon, y ambos se convertían en uno, se sentían uno, pero cuando la pradera llegaba a su fin, todo se acababa, y volvería a empezar al día siguiente, y así sucesivamente.
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