Acercate si te atreves.

Acercate si te atreves.
Acercate si te atreves. Grrrrr

Nirvenion

Epílogo:
El despertar de un nuevo día vino acompañado del graznar del águila. El sol despuntaba por el horizonte, los primeros rayos de luz empezaban a iluminar Rikum, capital de Liendor, y una de las ciudades más grandes del mundo, si no la más grande. El reino lo dirigía un sabio y noble rey con su hijo al que enseñaba para que en poco tiempo heredara su trono, también estaba el consejo, un consejo formado por los favoritos del rey, varios generales de sus ejércitos, un tío suyo, su hermano menor, unas cuantas personas a las que las había otorgado tal honor por ser muy buenos en algo, por ejemplo Unk era el mejor herrero del reino al que se le daba bien luchar y también cazar y que además era un hombre culto.
Pero lo que más le sorprendía a la gente era la última persona que se incorporó al consejo, Elion, un muchacho de tan solo quince años, procedente de familia noble, y buen amigo de su hijo, pero no es por esto por lo que el rey le dio un cargo en el consejo, pese a su joven edad era un jinete espectacular, y bueno en casi todo, sabia cambiar de herraduras a un caballo, afilar una espada, coser una herida, identificar plantas comestibles o curativas, cazar, usar la espada, y muchas cosas más.

La situación del reino era un tanto mediocre, Liendor y en general todos los lendorianos, tenían un gran enemigo, un rival desde siempre los drumecos, y su país Drúmeca.
Pero Liendor tenía muchos otros problemas, resulta que mucho antes de que ningún humano poblara estas tierras todo estaba bajo control de una subespecie de humanos que lo controlaba todo, eran miles, incluso millones, pero cuando los humanos llegaron y colonizaron las tierras, destruyeron gran parte de las cosechas de los indígenas, talaron grandes bosques para construir sus casas, y mataron a todo el que se interponía lo que provoco que muchos de los Misanpos, o así los denominaban la gente, murieran y tuvieran que reducir su habita a los bosques y las montañas. Todo esto provoco en los Misanpos un gran odio hacia los humanos y cuando podían atacaban y saqueaban caravanas matando a todos los humanos que fueran en ellas.
Cuentan las leyendas que antes de que llegaran los humanos a estas tierras vivían seres mágicos por todos los lados, seres espectaculares, y también magos, criaturas con poderes inimaginables, que llevaban existiendo desde la mismísima creación del mundo, y que sabían todo cuanto existía. Se cuenta que fueron los magos quienes enseñaron al humano a hablar, a construir y a todo cuanto saben, les enseñaron el respeto hacia el entorno, y las formas de cuidaron y preservarlo pero los humanos se hicieron codiciosos y destruían bosques para hacer armas, mataban animales por diversión, y empezaron a luchar entre ellos, y a competir por ver quién era capaz de matar un Lubyn, lobos enormes, o quien lograba cazar un dragón. Los magos vieron que todo cuanto les habían enseñado a los humanos se corrompía, y como todo el tiempo invertido en los humanos se desperdiciaba. Los magos artos de los humanos y de su actitud engreída los maldijeron con un fuerte hechizo con el cual no podrían comunicarse con el resto de seres animales, ni ver muchos de los seres mágicos. Y los magos pusieron su confianza en la otra raza a la que habían transmitido su sabiduría, pero que a diferencia de los humanos si había respetado lo que los ellos les habían enseñado.


Continuará en brebes...